Alondra et al.

Y casi como mexicana se me ‘enchina’ la piel.

Ayer en la noche Alondra de la Parra, Ely Guerra, Denise Gutierrez (Loblondo) y Natalia Lafourcade presentaron en el Auditorio Nacional Travieso Carmesí. Una compilación de obras populares mexicanas presentadas en versión clásica-sinfónica.

Las cuatro artistas acompañadas por la orquesta nos regalaron una noche donde solo hizo falta imaginar una noche estrellada. Una presentación brillante y a mi parecer impresionantemente romántica que arrullaba canciones de ayer hechas en sonidos de hoy.

Sin ser mexicana –y la verdad conociendo solo las canciones más famosas internacionalmente del repertorio-  logré disfrutar de cada canción como si las conociera de toda la vida. Entre mis favoritas de la noche estuvo Farolito, representada por Natalia L., La llorona, donde Ely Guerra casi deja sus pulmones en escena y particularmente amé Júrame.

Dejando de lado una reseña tan oficial como la que hice anteriormente, creo necesario comentarles las participaciones individuales. Es bastante chistoso porque cada una representó de manera física e incluso visual su voz.

Denise G.
Tiene una voz de encanto, la cual al ser tan dulce combina al 100% con su actitud bastante tímida creo yo, pero con mucha presencia. De las 4, fue la mejor vestida –para mí- y tenia un anillo –de esos que ocultan casi la mitad de tu mano- que me encantó.

Ely Guerra
La cantante con mayor trayectoria de las 3 demostró anoche por qué es quien es. Consiguió –y fue la única que lo logró- envolver el auditorio nacional con ese vozarrón que la caracteriza. De verdad es impresionante cómo te hacía sentir, y como su música invadía cada parte de ti, como esas experiencias de música en 360 grados. Se vistió preciosa y su peinado –bastante ecléctico- la hizo dar la nota diferente.

Natalia L.
Al lado de las otras 2, digamos que le costó mucho comenzar, comenzó la noche con una voz de pajarito y a medida que transcurría la noche fue ganando personalidad, mostrándose más a la par de las otras 2.
Ayer, salí del concierto criticando sus elecciones de vestuario, no sé si no la asesoraron, o si siempre la imaginé hippie cantando Amar te duele. El vestido se le veía grande, el maquillaje no le combinada con el color del cabello y su corte de pelo es bastante extraño, lo cual, sumado a su postura, la hacía parecer un poco enferma, como descuidada. Hoy, comentando el concierto con un amigo quebecois que también fue y no la conocía de nada, me dijo que le recordó a Edith Piaf, por su aspecto no por la voz y la verdad, creo que tiene mucha razón.

En lo personal, no me gustó mucho que las 3 fueran vestidas de negro, sé que fue una noche importante y el negro siempre es un color ganador, pero celebraban el sentir popular mexicano, pudieron tener libertad de ponerse lo que quisieran y no ‘uniformarse’ en diferentes estilos.

Alondra DLP.
Es la segunda vez que la veo y como la vez anterior creo que transmite una alegría única en cada una de sus piezas, le gusta mucho hablar con el público y contar historias de las piezas, lo que es muy bonito.

Ayer, que constantemente la pasaban en las pantallas y a diferencia de cualquier concierto, podías ver las expresiones del director sin ser parte de la orquesta, conocí un estilo diferente. Yo fui parte del sistema de orquestas del Colegio Emil Friedman (mi colegio) durante más o menos 10 años y jamás, de verdad jamás jamás vi a ninguno de mis directores cantar o bailar mientras dirigía. Sí, Ulises Ascanio salta y transmite cada expresión con sus ojos y Eduardo Marturet hace todo con sus manos, pero ninguno jamás cantó. Personalmente –a menos que la pieza sea muy sencilla, y creo, no fue el caso- cantar y llevar al ritmo a más de 50-60 músicos al mismo tiempo tiene mucho mérito.

Respecto a su vestimenta, la misma de siempre, el mismo traje y el mismo peinado que en sus presentaciones anteriores. Honestamente, ha de tener muchos iguales.

Compren el disco, la verdad, es toda una exeriencia!

Comentarios

  1. Estoy totalmente de acuerdo contigo!Yo soy fan de Ely Guerra desde hace mucho tiempo, y sinceramente compré mi boleto únicamente por verla. Pero me llevé una gran sorpresa! No lo podía creer, de verdad que fue un espectáculo exquisito; con mucha riqueza en todos los aspectos (música, voces, sonidos, todo)

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