The Fountain, una historia de otros tiempos...

Todo depende del cristal con que se mire.

Siempre me ha gustado ver, sí ver, la perspectiva. Darse cuenta por alguna razón que las situaciones, vistas desde otro punto, cambian en cuestión de segundos.
Hace poco volví a ver The Fountain, una película bizarra, mística y  hermosa al mismo tiempo. Lo interesante es cómo, luego de 6 meses entre las dos veces que la vi, pude darle una dimensión completamente diferente.


La primera vez, el personaje de Hugh Jackman me pareció cerrado, incluso tímido y sin embargo comprometido con su ideal: conseguir una cura para un tumor cerebral. Tommy, su personaje principal absorbe la ciencia como única religión porque es ante todo comprobable y sobre todo, porque él no cree en nada más, incluso la muerte es una enfermedad, algo meramente físico. Eso dicho, no todo es gris; sus personajes complementarios muestran que ese ser (representando 3 veces por HJ) tiene una capacidad de amar enorme y un fuego interno que le permite ir más allá de la ciencia, movido por la esperanza.
Recuerdo que mi “primera perspectiva” me dejó ver solo eso, el personaje de Tommy complementado por el conquistador y el otro, su yo “universal” (por llamarlo de alguna manera) y para mí, eso no era más que una simple representación de la persona que me había recomendado la película. ¡Cuánto se parecían! Ambos escondían esa pasión, ese sentimiento que no se explica con la ciencia, que mueve montañas. Y por eso era que él me gustaba aún más, por tener como preferida una película con una música e imagen espléndidas y una historia con “sustancia”.
Hoy, después de esta segunda ronda, la película se convirtió en algo aún más místico, más bonito y tiene incluso más sustancia. En primera, porque me di cuenta que le atribuí mil y más cualidades a una persona que es, sin duda, mucho más simple y menos apasionada que Tommy. Me di cuenta que ahora, que ya no estaba tácitamente concentrada en ver solo lo bueno de la película –porque por algo es su película preferida- pude ver más matices y ver que Tommy y su historia son complementarios porque el verdadero personaje principal es ese del “yo universal” (HJ en otra faceta), que es esa la clave y que es por eso que Tommy es secundario, porque es un poco (bastante!) obtuso y sigue en proceso de descubrimiento.
Soy feliz porque mucho de lo que me había gustado, como la música o la fotografía, me gustaron aún más y perdieron cualquier vínculo con alguien con quien tengo poco o nada en común… Bueno sí, ésta película.
Así que aquí una “nueva” recomendación de una película de 2006 que, creo, es poco conocida pero sobretodo, que es mucho más que su portada algo kitsch e incomprensible. Es amor y romanticismo sin ser empalagosa; es más bien una representación trascendental de la energía humana. Para mí, es una película que usa la perspectiva budista como epicentro, la religión va más allá de la fe o la mente humana y es una energía de vida, algo universal.

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