Los pies en la tierra. Crónicas de Sri Lanka


Sri Lanka fue un gran shock cultural, fue sentir que fui al fin del mundo y regresé, me sirvió para agradecer lo que tengo y para darme cuenta de lo pequeña que soy. Es un país que tiene muchas cosas: riqueza, pobreza, bellezas naturales y animales de todas las clases pero también tiene caos, una forma de conducir que te lleva al borde de la locura (porque con cada curva crees que puedes morir) y tiene mucha, mucha religión.




Las ciudades son una viva muestra del subdesarrollo, de la mala gestión política y urbana y por otro lado, allí en Asia, la prueba de una mezcla de cemento y jungla que yo no había visto nunca. Jungla urbana con los tuk tuk y por usar el claxon para avisar cualquier cosa (paso, no paso, apártate, muévete, etc.) y jungla natural porque hay monos y murciélagos por todos lados (el principal problema de Kandy, la ciudad sagrada, son los murciélagos!). Y realmente no fui fan de sus ciudades, además, culturalmente son como tímidos y tienen pocos espacios públicos nocturnos, entiéndanse desde restaurantes a bares o discotecas... Todo, todo sucede en los hoteles. A excepción del romanticismo, los srilanqueses enamoran en los parques y, como en mi caso, los vi un sábado al mediodía derrochando amor, ja ja ja, hablándose al oído en los parques públicos, todos los bancos y los árboles llenos de parejas.  Quizás por eso es un destino más de parejas que de fiesta... Tomen el dato!

Colombo



Kandy
Dentro de lo que más me impresionó fue la religión y la belleza de la gente. Hay Budistas (mayoría), Hindus y Musulmanes (también católicos pero en menor cantidad) y lo interesante es como hay templos y altares (como improvisados en los árboles) por todos lados y como el budismo nace en cierta parte del hinduismo y porque el hinduismo es la segunda religión con más creyentes, donde hay un Buda, al lado hay un Ganesh u otro Dios hindi y así como escuchas la llamada a rezar de los budistas, en algunas zonas también escuchas la llamada musulmana y por otro lado, en mitad de la calle ves vacas que "no saben de quien son" pero que "quizás son sagradas".

Goyanboka

La belleza de la gente porque son super guapos! tienen unos ojos y unas pestañas que nunca había visto; pestañas larguísimas y ojos almendrados, tienen la piel oscura (como la mía y más oscura) y ojos miel, cafe o negros. Es gente que siempre, siempre sonríe (y en su mayoría tienen buenos dientes!) así que se me hizo gente muy guapa, contrario a lo que pensaba.  Son tímidos pero muy serviciales, se enorgullecen de su país y se interesan por saber algo del tuyo. Son personas que suelen negociar pero no regalan su trabajo y cuando dices no, lo aceptan y si pueden, te ayudan si les es posible.


Lo mismo me pasó con la comida, pensé que sería un détox a pura fruta porque todo sería curry y todo picante y aunque sí se come mucho curry y muy muy condimentado, se consiguen puntos medios. El curry & rice ahora me encanta!! (pero mi tolerancia al picante sigue siendo nula) y descubrí la miel de palma (amé), el Kotu y la wood apple, una fruta bizarra que hay que probar para saber que, efectivamente, sabe muy mal. Aprendí a comer con la mano derecha! (entiéndase de la manera local y sin cubiertos).


Además, el país tiene muchas cosas hermosas, las plantaciones de té, las playa porque son minúsculas y no tienen hoteles gigantes alrededor (aunque están en construcción) y las montañas en el centro del país. Pasamos de frío de 15º a 30º cuestión de 3 horas de viaje. Vimos una sabana (planicie) enorme cuando fuimos al safari y subimos 2300mts en los que casi me quedo sin piernas (Adam's peak!) por ver un paisaje impresionante que al final no vi porque llovió sin parar y solo vi niebla y más niebla.



Dentro de mis impresiones más marcadas, hay forzosamente que recordar a los mosquitos y a los árboles. Yo soy de un país tropical, en Venezuela también hay dengue y mosquitos de 5 a 7pm, pero en Sri Lanka no solo hay dengue, sino también paludismo y mosquitos y especies hermanas que son súper extrañas y desconocidas, mi mejor amigo fue el repelente y fue la salvación de nuestro viaje, sin embargo, aún así los mosquitos se comieron mis tobillos y parte de mis pies.

Los árboles siempre me han gustado, son, en mi jungla parisina, mi escondite al mundo, mi escape y momento de paz. Allá hay de todos los tamaños  y todos los colores, el jardín botánico de Kandy (catalogado como uno de los más bellos del mundo) lleva en todo lo alto su nombre, hay pinos, bambúes, palmeras y troncos enormes que alimentan todo a su alrededor!



El safari fue diez mil veces mejor de lo que me esperaba, tenía muchísimas expectativas pero la sensación una vez allí ha de ser la misma de la de un niño cuando llega a Disney, quería tocar a todos los animales y me sentí tamaño hormiga al ver lo imponente que es la naturaleza y el mundo animal por si solo, somos pequeños participantes de esta red enorme que se llama planeta tierra, ahí, por primera vez en mi vida, lo entendí. También lo entendí porque tuve la suerte de ver una tortuga gigante hacer un esfuerzo enorme para poner sus huevos y regresar al agua bajo una noche súper estrellada, la naturaleza me dio otra muestra de belleza y de esperanza, no porque yo quiera poner 200 huevos/hijos sino por ver cómo la vida tiene su ciclo y como el presente es y no es al mismo tiempo infinito, vi tantas estrellas que por un momento sentí el cielo cerquita.



Fue sin duda un viaje de retos personales y físicos, de un encuentro con el mundo y con mis miedos, de aventura y misticismo.

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