La tortuga y la liebre

"Una vez, una Liebre, se burlaba de las patas cortas y de la lentitud al caminar de una Tortuga, sin embargo, esta no se quedo callada, y se defendió lanzando una risa, y dijo a la Liebre: "Puede que seas muy veloz amiga Liebre, pero, estoy más que segura poderte ganar una carrera." La Liebre, sorprendida por tal decir, aceptó el reto sin pensarlo dos veces, ya que ella, estaba muy segura de que ganaría a la Tortuga a ojos cerrados. Entonces, ambos propusieron a la Zorra, que señale el camino y la meta. 

Días después, llegó el esperado momento de la carrera, y al sonar la cuenta de tres, inició la carrera de estos dos contendientes. La Tortuga no dejaba de caminar y caminar, pero a su lento paso, avanzaba tranquila hacia la meta. En cambio la Liebre, corrió tan rápido que dejó muy atrás a la Tortuga.


Al voltearse y ya no ver a la Tortuga, la Liebre vio segura su éxito sobre la carrera, y deicidio echarse una siesta. Poco después, la Liebre despertó y vio si por atrás seguía sin llegar la Tortuga, pero al ver hacia la meta, vio a la Tortuga muy cerca de la Final, y en un intento desesperado por correr lo más veloz que pudo, la Tortuga llegó y ganó".

 Esopo



Este cuento de la infancia siempre nos ha enseñado a no confiarnos de más, la tortuga, lenta pero juiciosa y constante le ganó a la liebre, porque ésta fue arrogante y se confió de más. La moraleja nos dice que con seguridad, constancia y paciencia, lograremos el éxito, que poco a poco, se llega muy lejos.

Y estoy segura de que es así, tengo fe en el trabajo de día a día pero reconozco también que hay que tener "buena estrella" o un angelito en el cielo que nos eche la mano de vez en cuando, porque, si la liebre no se hubiera tomado esa siesta...

Es que además estoy segura de que la tortuga, en esos momentos de preparación, y cuando la liebre la deja atrás, ella también quería ir más rápido, ella veía como todo, incluyendo la meta, estaban ahí delante de ella pero,ella por sus piernas corticas tiene que ir paso a paso. Sí, seguro disfrutó el camino, pero estaba tan tan concentrada que no todo lo que veía era valorado o bueno y seguramente deseó, como la liebre, ir un poquito más rápido.

Eso es sin duda lo que nos pasa a nosotros en muchas etapas de la vida, en el colegio porque queremos crecer y llegar a la universidad, en lo personal porque creemos que sin amor no vivimos, en la ansiedad de un viaje que ya tenemos comprado que "nos cambiará la vida", etc. Ahí estamos, apurando el tiempo porque queremos tener el resultado.

A veces pienso que los migrantes cuando cambian de ciudad, pasan todos por ese período de ser la tortuga, no importa el status del migrante, ese proceso de adaptación, de hacer suya la ciudad, de conseguir amigos, la panadería preferida o el trabajo de los sueños es un proceso que toma tiempo, que exige coraje, constancia y paciencia.
Y como la tortuga, tienes todo delante de ti, a unos pasos de esas patas cortas.

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