Dolce far niente dominical

En invierno los domingos son perfectos, el clima es la excusa perfecta para quedarte en cama todo el día, levantarte únicamente para hacer ese café y terminarlo frío a medio día. Además, es domingo, es en si mismo la excusa perfecta para bajarle al mínimo a la velocidad de la vida y hacer cosas únicamente por placer.

Los domingos de comienzos de invierno son perfectos porque hace frío pero no el que te impide salir, llueve pero no tanto como en el otoño parisino y son días nublados sin ser demasiado oscuros. Aún hay hojas en los árboles y turistas en la torre Eiffel, correr no es aún un caso aislado como a mediados de diciembre-enero cuando nadie piensa en adelgazar.

Los domingos como hoy son días para leer todo el día con Bon Iver de fondo y al final, ver en la uno la peli de estreno, la chick flick o el Harry Potter de la semana. Un domingo de noviembre sirve para recordarte que los brunch's, por muy tendencia que sean, son más apetecibles en verano, cuando sales con sol y con sandalias, cuando te provoca la champagne o el Bloody Mary y no el chocolat chaud. Son días donde el frío es la excusa para comer sin verguenza y el abrigo tu mayor cómplice.

Es en domingos como hoy cuando los solteros se preguntan qué hacen aquellos en parejas, ¿ podrán pasar todo el día sin bañarse y en pijama ?, ¿ saldrán a correr a la hora que quieran o tendrán que coordinar las ganas del dolce far niente?



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