Matías y las historias de amor

Desde que un día decidí escribir aquí - y no únicamente en un diario que llegó a mi vida tardíamente- he querido escribir historias, cuentos cortos, ficción, cualquier cosa donde no relate al lector la intensidad con la que vivo el día a día o mis penas mundanas. He escrito uno que otro cuento pero siguen demasiado relacionados a mi realidad.

Es decir, añoro ser autora, escritora  de algo bonito (por qué no de un gran libro!) y no simplemente narradora de hechos. Todo eso para llegar a contarles que estaba creando la historia de Matías cuando dos historias llegaron a interrumpir mis dos minutos de inspiración.



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Matías era un joven querendon,  de esas personas que cuando llegan a un lugar hacen que todo el mundo sonría... Ese era él, ése es su efecto en los demás.

Matías tiene 30 años recién cumplidos, alto, cabello y piel oscura, sonrisa tímida y ojos color miel. Él no se cree particularmente guapo, su timidez no le permite darse cuenta del poder que tiene en los demás. Matías se vende como inteligente, como persona culta a la que le gusta el cine, la pintura y la literatura fantástica. Para él, sus cualidades son meramente intelectuales.

No tiene novia, nunca había tenido otra cosa que historias a medias y sin compromisos, sus 30 años le confirmaban que sus capacidades sentimentales eran limitadas y que su forma de querer no era lo que la gente buscaba. Matías sabe querer, él quiere con intensidad, con las ganas de un adolescente que conoce el amor y la fidelidad de las parejas de antes. Pero nada funcionaba con ninguna de sus conquistas, siempre terminaba todo igual : falta de interés o exceso de amor de una de las partes.
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Aunque las casualidades no existen - o eso me gusta creer, una amiga me reenvió un post de opinión de hace algunos años, esto para recordarme su visión del proceso de seducción y como yo puedo aplicarlo a mi situación actual. Para mi, ella explica cómo ven el amor las personas seguras de si mismas, en la entrada ella deja claro que en el amor la elección personal es el primer paso a una decisión con la que podrás dormir todas las noches, sea cual sea el resultado. Elección y no ser solo una opción. Tu eliges a la persona antes de saber cuál puede ser su decisión respecto a ti. Punto.

Paradójicamente, ayer en la noche me encontré con un caso completamente diferente, una chica que mostró todo lo que sentía, que se entregó en cuerpo y alma a esa posibilidad, a ese comienzo intenso y ardiente de una pareja recién formada. Ella le dio el mando al corazón y se olvidó por completo de los consejos, de las advertencias de amigos y hasta olvido las experiencias pasadas. Con esta persona nada podía salir mal... Hasta que todo salió mal. Ella mostró qué tipo de "opción" podía ser, todo lo que tenía para ofrecer.

La chica que vi ayer no era aquella que pudo haber elegido a su pareja, elegido al amor y a hacer que las cosas se arreglaran a su manera o en un punto medio con el otro involucrado. Ella, como buena dependiente del corazón, se entregó una vez más en cuerpo y alma ahora al dolor, a la decepción de sentirse usada, desolada. Esta chica se dio como única opción un adiós sin vuelta atrás. Su relación no pasaría más allá de esos primeros meses de seducción, de la prueba de un primer huracán.

Independientemente del contexto de ambas historias, lo que me dejó marcada porque por fin (Dios gracias) entendí, es que no somos ninguna de esas dos versiones de mujeres, que ambos comportamientos están fuertemente influenciados por el contexto de nuestra mentada Generación Y y en ambos casos, nos vamos a los extremos. La primera por un nivel de ego/confianza (que nunca está demás pero que tampoco es bueno en exceso) que la dejará quizás pasar al lado de una gran historia por, siendo honestos, una posición un tanto orgullosa. Y la segunda, pff la segunda porque Disney con sus princesas y su amor eterno en dos días y hora y media de película marcó sin duda la percepción de la chica que, siendo todo blanco o negro, condenó su posible historia de amor.

Dicen las malas lenguas que ya no sabes a mar. 
Mónica Carrollo

Lo que olvidamos, y quizás por una vez los gringos son más inteligentes, es el "dating period", ese magnífico proceso que desde el momento uno no es más que un conocerse, son citas quasi adolescentes  donde queremos conocer a la otra persona, saber si realmente nos gusta más allá del físico que nos pudo cautivar a primera vista. Sí, mucha gente aún tiene citas, pero hablando con mis amigas francesas, mexicanas o venezolanas, el proceso siempre es el mismo : pocas citas y muchas etapas en poco tiempo. Mucha intensidad quizás por culpa de nuestra edad y de nuestro miedo al tic tac. A ese reloj social que nos tacha de solteronas... al biológico que nos recuerda que nuestras posibilidades disminuyen mes con mes, bref, a ese tic tac que nos metimos en el cerebro. 

Moría de ganas de morirme de ganas. Y así hasta que te encontré. 
Mónica Carrillo

Cómo hacer entonces para no delatar tus miedos, matar tus ganas pero lograr seguir tus sentimientos y no perder la cabeza en el proceso. El "slow dating" es la nueva "moda" en París, tener justamente muchas citas antes de declarar lo que sientes, de darle rienda suelda al corazón... sin duda no hay receta mágica porque además cada historia tiene su tiempo y su forma.

No eran azules sus ojos, era el cielo que llevaban dentro. 
Iván Panta


En mi caso, yo estoy mucho más cerca de la chica intensa que de la otra segura de si misma, yo sueño con mil posibilidades desde el minuto uno y demuestro que soy yo y solamente yo la que conviene, yo me convierto en sus mil opciones... Pero de alguna manera, nuevamente GRACIAS MUNDO, por fin entiendo que hay que darle tiempo a cada etapa, que, como la chica segura de si misma, tienes que escoger y conocerte para poder escoger a otra persona... y todo eso justamente por el tic tac que nos acecha y nos recuerda que el tiempo es oro. Así que mejor estar clara con nuestras posibilidades, con lo que tenemos para ofrecer y con lo que queremos recibir, quizás así no pasaremos al lado de la historia ni seremos consumidos por historias efímeras sin resultados. 

Quizás eso es crecer, es querer disfrutar del instante con todo el corazón pero con la mente fría.

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