LONDON

Oh boy, it ain't nothing like... nothing like London, oh boy!

Para terminar mis vacaciones y desintoxicarme de Paris y los "parisinos" (o sea "bretones" que se apoderaron de la ciudad) decidí gastar parte de mi penúltimo sueldo en un último fin de semana afuera, no hay mejor sitio para desintoxicarse que la bien amada, increíble y respetada ciudad de Londres.

Después de semejante introducción ya han de haber adivinado los párrafos que siguen, sí, es mi ciudad predilecta, es como comerse un chocolate a escondidas por tres días, el placer es todo tuyo y no hay nadie que lo arruine, porque a pesar del frío, de la nieve constante e imparable de mi escapada de fin de semana y de los franceses que juegan a estar en todas partes, la ciudad sigue teniendo un encanto que la pone de primera en mi top de vida.

S/A. 3/12/2012 Obtenida en: www.laterredufuture.com

No me mal interpreten, Paris es Paris, es lindo, refinado y galante, el novio perfecto, pero Londres es el equivalente al amante secreto, es -a pesar del caos- relajado, gentil, lleno de vida, de color y eclecticismo, rayando en lo kitch pero solo lo necesario para que te guste y no caigas en el exceso.

Es una ciudad con dobles intenciones. A simple vista, los ingleses hicieron castillos y museos sencillos e incluso austeros (El Palacio de Buckingham, la Galería de Arte, excluyendo sin duda al Parlamento), pero con una presencia que te deja sin palabras, tal como lo hace Mr Darcy.

Su arquitectura, su literatura, su desarrollo cultural, su falta de cocina "tradicional" convertida en la mejor mesa del mundo por hacer cualquier plato que tu pidas, los Beatles, Harry Potter (libros y películas) y sus miles de películas cursis y de comedia romántica no hacen sino sumar y sumar elementos a este enamoramiento furtivo, es como recordar una época donde todo era mejor, una nostalgia presente, continua y de alguna manera siempre en desarrollo. 

Mi fin de semana me probó que es una ciudad donde la gente vive cómoda, en el metro no hay caras largas y obstinadas, en las tiendas -incluso en Top Shop en plenas rebajas- las vendedoras siguen siendo amables y la gente en la calle no tiene problema en ayudarte a encontrar alguna dirección. Es cara, esa frase de "Carísimo de París" se queda corta, debería ser "Carísimo de Londres" para entender mejor la idea, pero, es ligeramente entendible porque las cosas funcionan mejor (aunque los ingleses digan lo contrario).

Es la mezcla de la locura de una ciudad como New York con la galantería y el conocimiento del viejo continente y su savoir faire. Del excentricismo de Top Shop y la elegancia y snobismo de harrods.

Londres es, así sin más, una buena fiesta.


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