Bilbao

Para hablar de esta ciudad, hay sin duda que comenzar por su gente, ya que fue gracias a ellos que visité no una sino dos veces Bilbao y por las que espero ir muchas más!

Sí, tienen fama de ser los más fríos y secos de España, sin embargo, yo solo he conocido gente increíble, amorosa, fiestera y con un arte culinaria que los lleva muy lejos.

Bilbao y sus alrededores (Mungia, Bakio, etc.) tienen un encanto particular, como llueve tanto, todo es verde, todo es bonito y parece siempre fresco y eso es algo que ya no tenemos en las urbes de nuestros días. Fui una vez en mayo y otra en diciembre y de ambas visitas me llevé la misma impresión, montañas muy verdes, plazas con muchas flores y el perrito del Guggenheim siempre espléndido.

Espléndido él y el museo, que más allá de sus exposiciones siempre cambiantes es, como estructura, hermoso. Tengo la suerte de amar los museos por su espíritu más que -o no únicamente- por las obras que presenten y Guggenheim tiene sin duda vida propia, tiene parte del sabor de Bilbao y combina un poco de rigidez con modernismo, tradición con novedad, de la misma forma en que lo hace el casco viejo de Bilbao con con sus bares y las grandes avenidas con sus tiendas de antes y las grandes marcas que dominan nuestra sociedad globalizada. Bilbao es la mezcla de Deusto, la Ópera y el Guggenheim, un viejito con alma aventurera.

Otro plus de Bilbao es que tiene el mar a dos pasos, qué envidia me da mi mejor amiga -y su hermano- que tienen la playa a dos pasos de casa, él para surfear y ella para disfrutar del sol (cuando hay) o para ver y sentir el mar desde uno de los bares de las montañas que rodean la playa. Hecho que además moldea a la gente, hay muchos viejitos, es verdad, pero los jóvenes del país vasco son sin duda un grupo aparte; mi impresión es que son "rebeldes" (en el mejor sentido de la palabra), relajados y fiesteros al mil. Allí cada quien va a su aire y vive como quiere.