Otra, esa otra yo.

Algunos días-como hoy- vivo sintiendo un sentimiento como de romanticismo con nostalgia que la verdad, no sé ni por qué viene, porque actualmente, mi vida es bastante monótona –digamos normal, que suena más bonito- donde la rutina de todos los días le da poco acceso a la aventura o siquiera a la sorpresa.

Y es justo en este punto -donde poco pasa y me consume la ansiedad- en el que se presentan esas ironías y grandes incógnitas de la vida, ¿sí volveré a viajar?, ¿qué voy a hacer con mi vida? ¿me voy a casar? (especialmente que ahora parece estar más de moda que de costumbre eso de las bodas. O sea, ¿en serio?)… Vivimos con tantos supuestos que es casi imposible disfrutar –o aprender a vivir- con nuestro día a día, más si a cada instante buscamos ganarle a las expectativas de todo eso que queremos lograr, pero ¿y entonces? ¿qué pasa si no logramos eso que tanto añoramos?.

Constantemente me recuerdan mi edad, como un salvavidas, un “cero stress” porque ahora es que tienes vida por delante… Ejem, no estoy tan segura de dicha afirmación.

Si llegaste a leer hasta aquí, seguro piensas que soy una deprimida –jaja- pero no, solo que como mucha gente de mi edad estoy desesperada porque comience esa nueva etapa…esa donde haber salido de la universidad no es tan terrible como lo es ahora, donde trabajar –todos los días- y no tener vacaciones durante 3 meses del año deja de ser un golpe bajo cada vez que se acerca una fecha antes esperada. Así crecemos, con los años nos adaptamos a esos cambios –ahora tan terribles- que nos acechan día con día.

Es entonces, en días como hoy, donde mi cursilería me hace volar a aquellos sitios donde creo que seré feliz, con esas personas que hoy me visitan en mis sueños y hacen de esta monotonía una vida un poco más divertida.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo no sé quien soy

Harry Potter: Red Carpet

Reforma hecho feria!